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Congreso de LASA acogió ponencia de represor cubano por segundo año consecutivo

Fecha de lanzamiento: 25 de mayo de 2023

El Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos 2023 (LASA por sus siglas en inglés) :América Latina y el Caribe: Pensar, Representar y Luchar por los Derechos, acogió al Coronel del Ministerio del Interior (MININT) Abel Enrique González Santamaría, represor estrechamente vinculado a la cúpula del régimen.

Bajo la fachada de “académico integrante” del Grupo Secretario de Bufetes Internacionales "Servicios Legales S.A." de La Habana, González Santamaría participó en el cónclave por segundo año consecutivo, esta vez como ponente del panel "Universidades cubanas: derechos, participación y emancipación", impartido en el Centro de Convenciones de Vancouver, Canadá.

El periodista y académico cubano José Raúl Gallego, condenó esta nueva apertura de LASA al régimen cubano. “El cinismo de estas participaciones cada vez parece superarse. Si el año pasado, el coronel del Minint participó en un panel sobre el 11J [protestas antigubernamentales de julio de 2021], siendo él mismo parte del organismo encargado de reprimir a los manifestantes; ahora está en un panel sobre derechos en las universidades, cuando son el Minint y la Seguridad del Estado los principales organismos encargados de orientar y dirigir la represión contra profesores y estudiantes, como ha sido documentado ampliamente por el Observatorio de Libertad Académica", declaró al medio independiente ADN Cuba.

Esta es la segunda vez que el coronel se presenta bajo la fachada de intelectual en un congreso de esta organización. En mayo del pasado año, viajó a Estados Unidos para participar en la edición de 2022, hecho que provocó la indignación de importantes académicos cubanos como la investigadora Hilda Landrove y el analista político Oscar Grandío.

LASA es la asociación profesional más grande del mundo, que agrupa a importantes individuos y centros de estudios sociales a lo largo de América Latina. Según declara su página web, la misión de la organización “es fomentar en todo el continente americano el debate intelectual, la investigación y la enseñanza sobre Latinoamérica, el Caribe y sus pobladores; promover los intereses de su membresía diversa e incentivar el compromiso cívico a través de la construcción de redes y del debate público”.

Casi desde el surgimiento de la organización, Cuba buscó posicionarse como uno de los países con más miembros activos. Para 2019, la Isla contaba con un total de 963 afiliados, colocándose a la cabeza de los países emisores de investigadores e instituciones afiliadas, y con gran superioridad numérica respecto a países más grandes y con mayor densidad poblacional.

Para el politólogo cubano Armando Chaguaceda, “esta desproporcionada afiliación permite la elección de académicos cubanos designados por el Estado en posiciones de liderazgo para supervisar las actividades sobre Cuba en LASA, permitiendo a La Habana ejercer influencia sobre los temas, composiciones, paneles y otros eventos organizados por la sección Cuba. Académicos que no apoyan las posiciones del régimen cubano han denunciado trabas y sesgos en el proceso de selección y ubicación de sus ponencias a ser presentadas en la conferencia anual de LASA”.

El amplio poder que tiene Cuba en las decisiones de la organización, crea un conflicto de intereses que, unido a las simpatías ideológicas de ciertos investigadores también miembros, hacen que la directiva de la asociación lance un velo sobre temas como la censura y la violación de derechos humanos en la Isla.

Una muestra de esto se dio en el año 2021, cuando académicos cubanos e internacionales exigieron a la organización posicionarse contra la represión desatada por el régimen cubano en julio de ese año. La iniciativa, liderada por Guillermina de Ferrari, profesora de la Universidad de Wisconsin, Madison, fue secundada por más de 300 investigadores miembros.

Para aliviar sus culpas, LASA manifestó “su preocupación” por la situación de “académicos y académicas, intelectuales y artistas” cubanos. Su doble rasero fue castigado con la renuncia en masa de importantes investigadores como la propia Guillermina de Ferrari, José Raúl Gallego, Mabel Cuesta y Janet Batet, entre otros.

En palabras de la presidenta de la organización, Margarita López Maya, “el tema central de este Congreso gira en torno a la democracia y los derechos humanos. No podía ser de otro modo. (…) La libertad académica corre peligro en varios países. Nada de que enorgullecernos. Es nuestro desafío contribuir a remontar esta situación con mente abierta a todas las tendencias de pensamiento democrático, para dar con diagnósticos y propuestas atinadas y realizables”, declaró para el programa del evento.

Además, López Maya criticó la autocracia en Venezuela, su país de origen, hecho que reconoció como uno de los “problemas principales de la región”. Sin embargo, acogió entre sus invitados a uno de los represores de cuello blanco del régimen cubano, quien intenta hacer un lavado de cara de la dictadura más antigua de Occidente. En pocas palabras: Venezuela le preocupa a la academia latinoamericana; Cuba no.

El Observatorio de Libertad Académica denuncia la complicidad de LASA y su directiva en la farsa política y académica que encabezara Abel Enrique González Santamaría como parte del congreso de la institución. Su intervención sobre las universidades cubanas, constituye una burla a los tantos académicos reprimidos, hostigados y expulsados de las aulas de educación superior, por orden del régimen de La Habana.

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Con su postura, LASA está otorgando una plataforma para la validación de la violencia académica y el atropello de los derechos a la educación, la libertad de expresión, de pensamiento, entre otros. De igual manera, ayuda a exportar una imagen distorsionada del modelo cubano, cuyas pautas se contraponen a la libertad académica promulgada por la institución.

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