Fecha de lanzamiento: 20 de diciembre de 2022

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El activista e investigador Leonardo Fernández Otaño denunció el declive del sistema educacional cubano. Mediante su cuenta de Twitter, el historiador hizo “algunas observaciones” sobre la educación superior en la Isla, a propósito de la reciente obtención del título de Doctora en Ciencias de Lis Cuesta, esposa del gobernante designado Diaz-Canel.

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“Primero, en tiempo express y combinando con ‘la gestión pandémica’ y la peor crisis económica de la historia nacional en años, Díaz- Canel discute su tesis doctoral”, comenzó diciendo para luego enumerar algunas de las deficiencias del tirano, que son de estricto cumplimiento en el nivel de post grado.

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“La ausencia de artículos científicos en revistas de alto impacto, el pésimo dominio de la lengua que se examina en los mínimos doctorales (inglés). Así cómo la opacidad que gira en torno al desarrollo de la investigación. Por si no fuera poco, ahora Lis Cuesta discute su tesis doctoral en circunstancias similares. Sólo me preguntó ¿Hasta dónde va a llegar el deterioro del sistema postgradual cubano?”, cuestionó.

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Otaño recordó su caso en el que, pese a cumplir con todos los requisitos para presentar su proyecto doctoral, fue impedido de hacerlo y marginado de la Universidad de La Habana en febrero de este año por motivos políticos.

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“La complicidad académica campea y para realizar el doctorado en las universidades cubanas hay que ‘ser revolucionario’ o tener un alto cargo político”, finalizó.

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Según el vocero del régimen Abel Prieto, presidente de Casa de las Américas, Cuesta defendió una tesis de gran impacto sobre las potencialidades para “exportar” servicios académicos que tiene la Agencia Paradiso.

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“Lis llevó adelante su exposición inicial y sus respuestas a las preguntas de los oponentes con la lucidez, la pasión y el buen humor que la caracterizan. Colocó el enfoque auténticamente cultural como algo imprescindible en los empeños del país por impulsar un turismo que pretenda ir más allá del ‘destino de sol y playa’ y en la permanente batalla contra los estereotipos. Estuvo brillante, y todos la abrazamos con mucho orgullo por tenerla cerca”, escribió en su página de Facebook.

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Sin embargo, muchos intelectuales aseguran que se trata de otra maniobra, posiblemente con escaso rigor científico, orquestada por los mismos adeptos del régimen que le otorgaron la condición de Doctor a Díaz-Canel.

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Entre los críticos de este proceso se encuentran la profesora Inés Casal, quien desde sus más de tres décadas en la enseñanza universitaria increpó a quienes “fingieron” de tutores, aseverando que la tesis probablemente “sea un plagio” o no exista.

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“Yo me pregunto hasta dónde puede llegar la desvergüenza, no de ellos (que sabemos que es inmedible), sino de aquellos que los secundan. En mis casi 40 años de labor en la Universidad de La Habana ‘viví’ la experiencia de decenas de doctorados de igual número de excelentes profesores e investigadores y sé que lleva mucho sacrificio, mucho intelecto y mucho tiempo realizar el estudio profundo de la bibliografía correspondiente, las investigaciones pertinentes y luego la escritura y defensa. Tal pareciera que en Cuba se regalan los doctorados. ¿Dónde están la dignidad de los tutores, de los tribunales y de las instituciones científicas que avalan estas barbaridades?”, comentó en Facebook.

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Con su hilo de Twitter, Fernández Otaño llama la atención sobre uno de los principales problemas de la educación cubana. Recientemente, los estándares académicos en la Isla han bajado, en una búsqueda desesperada por formar nuevos profesionales y suplir las deficiencias luego del éxodo masivo de personal cualificado.

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Una muestra es la no obligatoriedad de aprobar las asignaturas de Español, Matemática e Historia para acceder a la Educación Superior, así como la eliminación de dichos exámenes para quienes venzan las pruebas de aptitud de Periodismo y Relaciones Internacionales. También, la contracción de los planes de estudio, la carencia de profesores y la desestabilización en los calendarios escolares debido a la pandemia de Covid-19 han provocado una debacle educacional.

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