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UNESCO, el mejor aliado contra la libertad académica en Cuba

Fecha de lanzamiento: 28 de febrero de 2025

En el año 2020, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), lanzó el programa Transcultura: Integrando a Cuba, el Caribe y la Unión Europea mediante la Cultura y la Creatividad; a través del cual pretende promover el intercambio y la diversidad cultural en la región caribeña.

Según declara el organismo, el programa busca fortalecer las capacidades creativas de los jóvenes y fomentar la cooperación entre países, destacando la importancia de la cultura como motor de desarrollo sostenible. Todo esto, a través de talleres, residencias artísticas y festivales, materializando el intercambio cultural entre jóvenes del territorio.

Para 2025, UNESCO lanza una convocatoria de parámetros similares dirigida a participantes de 17 países del continente, siendo Cuba uno de las naciones organizadoras y sede del programa. Para esto, la Unión Europea ha destinado un monto total de 15 millones de euros.

 "La región tiene una motivación de larga data por impulsar la integración y la cooperación, a fin de superar los retos que plantean el pequeño espacio geográfico de sus países y los recursos limitados de las economías individuales, y para mejorar la competitividad. En consecuencia, surgió una clara necesidad de reforzar las capacidades en la cadena de valor de las industrias culturales y creativas de la región y de aprovechar la cultura como instrumento de integración a través del intercambio y el diálogo intercultural", declara la organización en el programa oficial del evento.

Como parte del Transcultura, la UNESCO promovió una reunión de trabajo entre expertos de la UE y profesores del Convento de Santa Clara. El encuentro fue una mera promoción de las potencialidades del centro como formador de profesionales extranjeros y es que, desde hace varios meses, el Gobierno de La Habana se ha manifestado  positivamente sobre el futuro ingreso de estudiantes europeos a la institución educativa.

En diciembre pasado, Pedro Campos Llopis, Jefe de Cooperacion de la Unión Europea en Cuba, envió un mensaje esperanzador mediante las redes sociales de la organización para destacar las potencialidades del Colegio de Santa Clara en la formación de expertos en preservación del patrimonio.

"Su vocación es hacer un centro de excelencia, aquí en el Caribe, en una ciudad patrimonial, Patrimonio de la Humanidad, como La Habana Vieja. La Habana es una ciudad que siempre fue el punto de unión entre América Latina y Europa. Creo que cualquier estudiante europeo de cualquiera de estas etapas artísticas, ya sea el barroco o el art decó, va a encontrar en La Habana una manifestación diferente y original de ese mismo arte que estudia en Europa".

El Jefe de Cooperacion de la Unión Europea en Cuba, Pedro Campos Llopis, ha promovido en redes sociales los beneficios de estudiar en el Colegio de Santa Clara. La restauración de este, cuyo presupuesto corrió a cargo de la UE a través de Transcultura, es una muestra más de la alianza entre la cúpula de poder cubano y las más altas esferas internacionales. (Captura de pantalla de Instagram @Unescohhabana)

Una de las principales fortalezas en que enfatiza el diplomático es cómo Cuba, por su complejísima situación económica y social, puede ser referente en la gestión del patrimonio utilizando muy escasos recursos. Además, terminó manifestando la voluntad de otras instituciones similares en Europa para trabajar de conjunto con la escuela cubana.

Desconoce, u obvia intencionalmente este funcionario, el derroche de millonarias sumas de subvenciones que maneja el establishment cubano a discreción, y que nominalmente llegan destinadas a la restauración patrimonial cuando en realidad han servido para habilitar un mínimo porciento de inmuebles con usos elitistas que incluyen muestras de presencia popular de cara al turismo y a delegaciones extranjeras como las que canaliza UNESCO. Mientras se elucubra con supuestas iniciativas como Transcultura, y a despecho del reclamo ciudadano, desaparecen convenientemente edificaciones significativas para la memoria cultural cubana que dan paso a la especulación hotelera extranjera en Cuba.

Vale acotar que, mediante Transcultura, la Oficina Regional de la UNESCO en La Habana logró recaudar la totalidad de los fondos para restaurar el antiguo Convento de Las Clarisas, aportado por la UE. Paradójicamente, en esta edificación colonial radicó el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM), unidad metodológica que garantizaba la formación de recursos humanos capaces de acometer la recuperación del patrimonio más allá de la capital, y que fuera finiquitado, en desacuerdo con sus trabajadores, por el difunto historiador de la ciudad, Eusebio Leal Spengler, comprometiendo la salvaguarda de los hitos culturales representativos de otras zonas del país. De los resultados de esta estrategia avalada por la UNESCO puede dar cuenta el estado de múltiples monumentos nacionales distintivos de municipios y ciudades de Cuba, así como la desprofesionalización de las entidades regionales encargadas de la preservación patrimonial. Cabría preguntarse entonces qué tal real es el interés por el patrimonio.

Respecto a la instrumentación política de la educación, el evento caribeño es solo un ejemplo más del apoyo incondicional que la UNESCO brinda al Gobierno de La Habana casi desde su instauración en el poder. Se pudiera decir que las partes han colaborado en proyectos que promueven la educación inclusiva y el acceso a la cultura, reflejando su visión de un desarrollo sostenible y equitativo. Sin embargo, esto no es del todo cierto.

Y es que, la organización perteneciente a Naciones Unidas, en el primer artículo de su Constitución "se propone contribuir a la paz y a la seguridad estrechando, mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones, a fin de asegurar el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales que sin distinción de raza, sexo, idioma o religión, la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos del mundo".

No obstante declarar regirse por estos preceptos, ha permanecido convenientemente callada ante el hostigamiento sistemático que el Gobierno cubano mantiene sobre estudiantes, intelectuales y profesionales del sector educativo que se muestran críticos con el sistema. Resulta particularmente llamativo su silencio respecto al acoso y cancelación intelectual de numerosos académicos del ámbito cultural, específicamente historiadores del arte.

Desoyendo su misión internacional, la organización sostiene, desde 1992, el Programa de Cátedras UNESCO, definido como "un plan de hermanamiento e interconexión de universidades que la UNESCO puso en marcha en 1992, en la 26 Conferencia General. Se caracteriza por la creación de Cátedras UNESCO y Redes UNITWIN en Universidades y centros de altos estudios, en el ámbito de la enseñanza superior". ¿El resultado? La creación de 13 cátedras en casas de altos estudios cubanas, cuyos representantes hacen de la vista gorda ante las constantes violaciones a la libertad académica en la Isla.

Muy por el contrario, esta orgnización internacional ha aprovechado la celebración del Día de la Justicia Social, celebrado el pasado 20 de febrero, para amplificar un mensaje de la ONU Cuba sobre las "bonanzas" del Estado cubano para con sus ciudadanos.

"#Todoslosderechos para #Todaslaspersonas. #SeguridadAlimentaria, #SAF para adultos mayores. #Vidasaludable, prevención #VIH a través de #PreP #Trabajodecente, empoderamiento económico para todas y todos. Inclusión para personas con discapacidad. Que nadie quede atrás‼️", establece el mensaje.

La UNESCO contribuye a amplificar el discurso oficial sobre las libertades en Cuba. Mientras, mantiene una conveniente mutis ante las violaciones a la libertad académica que se suceden en Cuba. (Captura de pantalla del perfil de la Oficina Regional de la UNESCO de La Habana)

Además, la representante de la UNESCO en Cuba, Anne Lemaistre, se reunió hace solo días con el cuerpo diplomático de al menos una decena de países del Caribe, para promover las potencialidades de Transcultura.

Cabe destacar que, hace apenas dos semanas, la subdirectora general de Educación de la UNESCO, Stefania Giannini, aplaudió el sistema educativo cubano ante representantes internacionales de más de 30 países, como parte de la inauguración del Congreso Internacional Pedagogía 2025.

Con su breve intervención virtual, Giannini avaló el adoctrinamiento del que estaban siendo víctima unos diez estudiantes de primera infancia, convocados para conquistar la buena voluntad de la comunidad intelectual allí reunida.

Si todo esto no fuera suficiente, desde el año 2023 y hasta 2027, Cuba formará parte del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, pese a las constantes denuncias de la sociedad civil cubana respecto a la violencia académica normalizada en el país.

Hasta el momento de la decisión, este observatorio había publicado un total de 37 informes, documentando más de un centenar de casos de hostigamiento al interior de Instituciones educativas cubanas y un total de 1 013 incidentes de violaciones de la libertad académica.

Por tal motivo, el Observatorio de Libertad Académica denuncia la connivencia de la UNESCO con el Gobierno cubano, al cual no solo le ha fungido como agente propagandístico, sino que ha gestionado donaciones de otras organizaciones internacionales para financiar proyectos direccionados al blanqueo de imagen, como el Colegio de Santa Clara.

Por su parte, el Gobierno cubano ha utilizado el apoyo de la UNESCO para legitimar su modelo educativo, que se presenta como un éxito en la erradicación del analfabetismo y la promoción de la cultura. De esta manera, la notoriedad que la Isla ha ganado internacionalmente en materia educativa, le ha permitido al Estado reforzar su narrativa de éxito. Aun cuando se han hecho fuertes las críticas internacionales, procederes como el de la UNESCO refuerzan el discurso oficial, relegando la prevalencia de la verdad en las altas esferas.

Al apoyar proyectos en Cuba, la UNESCO valida un sistema que limita la libertad de expresión y el acceso a la información. La censura y el control estatal sobre los medios de comunicación y la cultura son preocupaciones constantes, y la colaboración con una organización internacional de tal envergadura plantea interrogantes sobre su responsabilidad en la promoción y defensa de los derechos humanos.

De esta manera, la evolución de las relaciones entre ambas partes, lejos de beneficiar al pueblo cubano, lo perjudica al avalar la falta de libertades como elemento garante de la educación y la cultura de calidad en la Isla.

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