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Rusificar la enseñanza y aislarse del mundo

Fecha de lanzamiento: 23 de septiembre de 2024

Un grupo de estudiantes de sexto año de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana permanece en la ciudad de Moscú como parte de un intercambio docente entre esta casa de altos estudios y la Universidad Rusa de Amistad con los Pueblos (RUDN). Esto, resultado del convenio firmado entre ambas universidades en septiembre de 2023.

Grupo de estudiantes de medicina en Moscú. (Foto tomada del perfil de Twitter @UCMHabana)

Según la página web de Infomed, "los futuros galenos profundizan saberes en áreas de Medicina Interna, Cardiología, Obstetricia y Ginecología, Estomatología y otras especialidades y visitan hospitales y laboratorios de simulación. La acción responde a la constante ampliación de vínculos entre instituciones de educación superior de Rusia y Cuba".

Preparación de estudiantes cubanos en Moscú. (Foto tomada del perfil de Twitter @UCMHabana)

En años recientes, Cuba y Rusia han profundizado en los intercambios académicos propiciados por el interés gubernamental en la reedición de la colaboración científica entre ambas naciones, cancelada con la desaparición de la Unión Soviética en 1991. Prueba de esto son los múltiples acuerdos docentes rubricados en el congreso Universidad 2024, celebrado en La Habana en febrero pasado.

Al respecto, la rectora de la Universidad Estatal Lingüística de Moscú, Irina Kraeva, destacó que para los dos países es una meta importante lograr una educación superior de calidad, a la par que resaltó la importancia de ampliar la cooperación en las áreas artísticas y de humanidades.

Hace algunas horas, arribó a la capital rusa un grupo de once jóvenes cubanos para formarse en carreras asociadas al desarrollo ferroviario, en las modalidades de pregrado y postgrado.

Según informó Eduardo Rodríguez Dávila, Ministro de Transporte cubano, “con este grupo ya son más de 80 personas del sector ferroviario que avanzan en diferentes niveles de su formación, fruto de la colaboración existente entre Rusia y Cuba”.

Los estudiantes cubanos fueron recibidos por una representación de la misión consular en ese país. (Foto tomada del perfil de Facebook de Eduardo Rodríguez Dávila, Ministro de Transporte de Cuba)

Se trata de siete estudiantes de segundo año escogidos en diferentes universidades del país, fundamentalmente de las carreras de Ingeniería Industrial y Mecánica. Estos continuarán su formación en cuestiones técnicas de explotación del ferrocarril, asi como en logística de pasajeros y carga.

“Los otros cuatro compañeros, son trabajadores jóvenes que desarrollarán su maestría fundamentalmente en lo relativo al material rodante y las vías”, abundó el titular.

Asimismo, el pasado agosto, un grupo de seis estudiantes de distintas escuelas de arte de la Isla viajaron a Rusia para participar del III Foro Cultural Internacional Infantil, realizado en el Palacio de los Pioneros en Vorobyovy Gory, de Moscú.

El encuentro recibió a más de dos mil adolescentes de entre 12 y 17 años, provenientes de la India, Egipto, Serbia, Bielorrusia, Abjasia, Osetia del Sur, Brasil, Bosnia y Herzegovina, China, Transdniester, Siria y Turkmenistán, Uzbekistán, Jordania, Libia y, por supuesto, Cuba.

De acuerdo con Olga Liubímova, ministra de Cultura de la Federación Rusa, "realmente quiero que los chicos descansen como se debe y encuentren a nuevos amigos, y, por supuesto, que el programa tenga algunos elementos de formación, de educación adicional".

Durante el transcurso del evento, aparentemente inofensivo, los estudiantes asistieron a clases magistrales, conferencias y seminarios acordes a sus especialidades individuales; lo que simultanearon con el encuentro de programadores Digitalización en la cultura, en el cual debieron recrear materiales sobre la influencia de las tecnologías digitales en las instituciones culturales.

Además, compitieron en el Concurso de Iniciativas Infantiles para el arte y la cultura, cuyo ganador recibió un premio en metálico destinado al desarrollo de proyectos en su país.

Este programa académico-cultural disfraza una de las aspiraciones principales del gobierno ruso: expandir su nuevo modelo educativo por las naciones del mundo. Desde el año 2022, la nación euroasiática abandonó el sistema educativo de Bolonia, para alejarse de la cohesión académica acordada por la Unión Europea en materia de enseñanza.

Aunque, las autoridades educativas regidas por el Kremlin insistieron ante la comunidad internacional en que "fueron expulsadas" del sistema, y en 2023 el rector de la Universidad de Minería de San Petersburgo, Vladimir Litvinenko, declaró que la adhesión de Rusia al Sistema de Bolonia redundó en la pérdida del "enfoque en el desarrollo de los sectores clave de la economía de Rusia. Junto con el especialista, desapareció de nuestras universidades un enfoque orientado a la práctica, lo que condujo a una reducción en la reserva de personal y una aguda escasez de especialistas calificados en el mercado laboral".

De esta manera, Rusia se ha encargado de promover las "ventajas" de su línea formativa, siendo Cuba uno de sus principales objetivos. Para cumplirlo, el pasado año la Universidad Federal del Sur organizó el Programa Integral de Pasantías para cubanos, apoyado por el Ministerio de Educación Superior (MES) en la Isla.

Casi inmediatamente viajaron a Rusia un total de veintinueve estudiantes cubanos. A cierre del pasado año, esta cifra creció a más de cuatrocientos jóvenes, los que se insertaron fundamentalmente en las áreas linguísticas, investigativas y educativas.

Según la página web de la Universidad Federal del Sur, "los representantes de la UFS encontraron a los estudiantes con ropa y calzado de invierno para que los pasantes cubanos pudieran acostumbrarse más pronto y más fácil al invierno ruso".

No obstante, las condiciones de vida descritas son muy diferentes. Apenas el pasado 5 de septiembre, el medio independiente CiberCuba dio cuenta de la situación que atraviesa un grupo de 50 alumnos cubanos que permanecen en Rusia.

Los testimonios presentados al diario digital dan cuenta del hacinamiento, los altísimos costos de vida, las amenazas constantes que formulan los diplomáticos cubanos en ese país y la estricta vigilancia a la que están sometidos en aras de que no infrinjan las normas previamente impuestas: no deben trabajar, no pueden faltar a la escuela y tienen orden de mantener calificaciones altas.

Estos universitarios debieron firmar un contrato antes de viajar. En ese documento designaban a un familiar que tendría que pagar los gastos en los que incurrió el Gobierno cubano para enviar al alumno al extranjero, en caso de que este abandone la universidad y el país.

A la par, los jóvenes son adoctrinados por el personal de la Embajada de Cuba en Moscú, quienes les dan charlas sobre la situación en la Isla, siempre con una fuerte carga político-ideológica. Sin embargo, este vía crucis es infructuoso de cara a la internacionalización de sus estudios ya que el título carece de validez más allá de Rusia.

Por ese motivo, muchos optan por abandonar la universidad, a pesar del riesgo adicional de quedar en un limbo migratorio porque se les retira inmediatamente la visa. Aun así, la mayoría permanece ilegalmente en suelo ruso e intentan viajar a un tercer país en el continente. El pasado año, de un total de doce becados solo dos lograron culminar los estudios y uno volvió a Cuba.

No obstante, las cifras de intercambio entre ambas naciones han crecido sustancialmente. Hasta 2015, Cuba y Rusia tenían un total de 80 convenios, otorgándose 100 becas anuales. Actualmente, los números se han multiplicado y la expectativa es que sigan creciendo, según declaraciones de las directivas ministeriales de ambos países.

Por lo descrito, el Observatorio de Libertad Académica denuncia las nuevas conexiones entre las estructuras educacionales de Cuba y las de Rusia, por considerar que responden al proyecto de implementación de una agenda política tendiente a la revalidación de la polarización internacional, impulsada y sufragada por Vladimir Putin. Esta instrumentación de la enseñanza cubana ya nos marginó profesionalmente de las estructuras globales en la era soviética.

Todo este plan inserta a los alumnos cubanos en una trama política que escala en conflictividad, tanto al exterior como a lo interno de la sociedad rusa. Intelectuales y académicos de renombre son acosados por los servicios de seguridad de ese país, mientras la Inteligencia cubana hostiga a los isleños en un ambiente donde son extremadamente vulnerables, sin asideros que los resguarden, lejos de familiares y amigos, en un país en guerra y culturalmente distante.

Instamos a los universitarios cubanos y a sus familias a que, ante la irresponsabilidad de los directivos nacionales que los exponen a otra cruzada política gubernamental, reconsideren involucrarse en los programas derivados de los convenios académico-culturales firmados entre ambos países. Las posibilidades de emigrar a través de Rusia son cada vez más difíciles y conllevan alto riesgo para la vida, eso, sin contar con que una titulación emitida por instituciones rusas no posee ninguna eficacia fuera de esas fronteras.

Desde OLA hacemos responsables a los directivos del Ministerio de Educación (MINED) y del MES, respecto a las consecuencias del nuevo descalabro que en materia educativa llevan adelante. Estos renovados intentos de rusificación de la sociedad cubana se sustentan en criterios de orden político, no responden a las necesidades reales del país y definen una actitud de sumisión colonial que desvirtúa el encargo social de estas instituciones.

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