ISDi: de la vanguardia revolucionaria a la desidia institucional
Fecha de lanzamiento: 18 de julio de 2024
En horas de la mañana del pasado 9 de julio, una parte importante de la logia interior del Instituto Superior de Diseño (ISDi) se desplomó. El derrumbe de la estructura -apuntalada desde 2022- obligó al cierre cautelar del edificio, así como al paso a la no presencialidad en la etapa final del curso académico.
Imágenes del patio claustral luego del colapso de la estructura interior (2024) /Fotografías: Cortesía
De acuerdo al mensaje difundido por las autoridades universitarias, se trata de "un problema complejo, peligroso, pero le buscaremos solución". Además, en el mismo se ruega "mucha disciplina" y "cero amarillismo", tal como dejan ver las capturas de pantalla que un estudiante del centro facilitó al medio independiente Cubanet.
Mensaje informativo enviado por la dirección del ISDi a alumnos y personal docente (2024) /Imagen: Cubanet
El inmueble, sito en el número 710 de la Avenida Padre Varela (Belascoaín), fue construido en el año 1860. Allí radica el ISDi desde su fundación, en 1984.
Hace ya dos años, su Consejo de Dirección había reconocido el espacio como no habitable. Para continuar con las labores de docencia se contó con "sedes solidarias", diseminando grupos y años académicos por el campus de la Universidad de La Habana.
Según el testimonio de un profesor de dicha institución, “Ya en 2022 los estudiantes estaban ubicados en las sedes solidarias. Unos años daban clases en la ONDI, otros en la Casa de la FEU, la facultad de Economía, en Artes y Letras, sede como tal no había", explicó bajo anonimato al Observatorio de Libertad Académica.
La promesa estatal fue de encontrar un sitio con dimensiones similares para establecerse de manera permanente. Sergio Peña, el director, aseguró a estudiantes y profesores que había "mucha gente" interesada en hallar una sede con las prestaciones requeridas. Con el paso del tiempo esta idea se fue diluyendo y, cansados de peregrinar, se tomó la decisión de retornar al precario edificio, pese a la persistencia del riesgo.
Una fábrica de exportadores de ideología
La actual desidia gubernamental en el caso del ISDi, contrasta con el interés repentino que despertó la universidad cubana de diseño a principios de siglo, cuando el fallecido Fidel Castro dio inicio a la Batalla de Ideas[1].
Esta estrategia política consistió en revitalizar el concepto de "vanguardia política" de la Revolución. De acuerdo con Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, "la acción política impulsó el desarrollo de más de 170 programas en las esferas económicas y sociales …”.
Para involucrar a la mayor cantidad de ciudadanos se masificó indiscriminadamente el acceso a estudios superiores, negando de facto los niveles de calidad alcanzados con anterioridad a partir de la implantación de un estricto sistema de ingreso a la enseñanza superior, el cual se ha ido anulando paulatinamente. También surgen el programa televisivo Universidad Para Todos, se retoman las escuelas formadoras de Instructores de Arte y las de Trabajadores Sociales, todo ello sufragado por la reciente alianza político-económica con la Venezuela de Chávez.
En este proceso, el Instituto Superior de Diseño tuvo un papel fundamental, en tanto se ocupó del diseño comunicacional de la nueva "empresa" revolucionaria. Impuesto del papel del diseño en el adoctrinamiento de las masas, el 9 de julio del 2000, durante el acto de graduación de esta universidad, Fidel Castro indicó al entonces rector José (Pepe) Cuendias, duplicar la matrícula de estudiantes de nuevo ingreso.
Fidel Castro junto a José (Pepe) Cuendias, ex rector /Foto: Archivo del ISDi (2019)
En entrevista con Ernesto Nieblas, ex profesor del centro, este reconoce que fue en la facultad [Comunicación Visual] donde se gestaron las identidades visuales del Canal Educativo, la Mesa Redonda, así como de las escuelas de Instructores de Arte y la campaña con la que se le daría empuje a la venta de servicios médicos en el mercado internacional.
Al servicio de la Batalla de Ideas se dispuso también a los estudiantes de diseño, quienes debieron redireccionar sus trabajos de curso y tesis de grado -en el caso de los de años terminales- para hacerlos tributar a los nuevos imperativos gubernamentales.
Por entonces, Cuba optimizaba sus relaciones diplomáticas con Venezuela. Entusiasmados por la expansión del socialismo en América Latina, el Gobierno cubano incrementaba su apoyo (tutela) a la revolución de Hugo Chávez, ahora en control de la mayor reserva petrolera del mundo.
Como parte de esta estrategia política, el Consejo de Estado encomendó al ISDi el asesoramiento especializado de la identidad visual de la revolución bolivariana. Para garantizar esa labor se creó el Grupo Creativo del Consejo de Estado "Casa 4", fundado en 2004 bajo la tutela de Pedro García-Espinosa Carrasco, actual director de la Oficina Nacional de Diseño (ONDi).
Los especialistas que allí se reunieron se enfocaron en proyectos internacionales como el diseño de comunicación de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) o el canal de noticias TeleSur. Todo ello en el marco de la consolidación del Foro de Sao Paulo[2].
Con la mirada puesta en Cuba, la directriz era concebir campañas contra el “bloqueo norteamericano” entre 2004 y 2008, además de 21 números de la revista Patria Grande. Para esto, el equipo tenía cubiertas todas sus necesidades logísticas y tecnológicas.
En un primer momento, radicaron en la casa de protocolo número 4 del Consejo de Estado, la cual estaba perfectamente provista como vivienda a largo plazo. Además, tenían ciertos privilegios siempre y cuando accedieran a vivir en ese espacio de manera indefinida.
Con respecto al capital humano, diseñadores de excelencia integraban el Grupo Casa 4. El diseñador industrial Alejandro Rosales Trinchet, ex profesor del ISDi, recuerda la relación entre el centro docente y el equipo creativo, al cual tributaban académicos y estudiantes mediante encuestas que servían para el perfeccionamiento del mismo.
"Estaba lejos de todo eso, aunque participé en encuestas que nos mandaban a aplicar y también en equipos de proyectos de diseño industrial, no era que se contara con nosotros, estábamos ahí [ISDi] y era parte de nuestro contenido de trabajo. Pero puedo decir, de manera perceptiva, que el ISDi y la ONDI nutrían a Casa 4 para generar, desde la imagen hasta la estrategia de comunicación de la Batalla de Ideas.
Toda la Batalla de Ideas, en términos de diseño, se hizo en Casa 4 bajo la tutela de Pedro García-Espinosa, no sé a quién respondía él".
Como resultado colateral a esa supeditación del ISDi al Consejo de Estado, este se benefició con la adquisición de medios tecnológicos y, en enero de 2005, el propio Fidel Castro anunciaba la inyección de capital para la remodelación y equipamiento del edificio.
Remodelación (2007) /Fotografías: Jorge Rodríguez Diez/ Oncuba
De acuerdo con el artículo Fidel en su relación con el Instituto Superior de Diseño (ISDi), de Juan Emilio Martínez Martínez, la intevención estatal buscaba "rehabilitar el edificio ya con un importante deterioro en sus instalaciones, así como el equipamiento técnico ya obsoleto y el mobiliario necesario para el buen desarrollo de la formación de profesionales del diseño".
“La reparación se llevó a cabo sin interrumpir el horario lectivo. Destinaron tantos recursos que hicieron hasta un libro. Aquello era insoportable, todo se hizo con nosotros dando clases. Ponían ventanas de madera y luego se daban cuenta de que era insostenible y las cambiaban por las de PVC, los chipijamas andando y nosotros intentando escuchar. Había que sacrificarse para cumplir el plan, entrar en ropa de campaña y convivir con el riesgo”, recuerda un profesor del centro que colaboró con esta investigación en calidad de anónimo.
Así, el 4 de julio de 2007 se reinauguró el centro en medio del júbilo colectivo. Un reportaje de entonces, realizado por el medio oficialista Juventud Rebelde, asegura que "ya no es un contrasentido el que la universidad que innova formas y belleza fuera una edificación pálida, desgastada, enclenque, de ventanas rotas y paredes descascaradas".
Acto de reinauguración /Foto: Archivo del ISDi tomada del artículo Fidel en su relación con el Instituto Superior de Diseño, publicado en junio de 2019
Mas lo que aparentaba ser un triunfo no lo fue tanto. Las disímiles irregularidades en materia constructiva eran visibles desde la semana posterior a la reapertura. “Ni la albañilería se hizo a conciencia, ni la electricidad … y mucho pladure. Al año siguiente ya había pisos levantados, ya el baño de profesores del cuarto piso tenía problemas, filtraciones en paredes, como las del tercer piso por los baños del cuarto, en fin”, sostuvo el mismo docente.
En consonancia, el diseñador industrial Armando Valenzuela alegó para OLA que "se veía que todo era de galletica … te vas dando cuenta de que las paredes están rajadas. Recién hecho veías la separación entre los muros y los pilares. Ahí se deben haber tomado decisiones muy arbitrarias”.
“El presupuesto destinado contrastaba con las fallas ostensibles. Esto se relacionó con el truene del Grupo Creativo Casa 4, manejado discretamente en 2009, de conjunto con varios de los planes desarrollados durante la Batalla de Ideas”, apunta otra egresada que elige proteger su identidad.
Para su tesis de maestría, la Máster en Diseño Anneris Ivette Leyva García reconoce "ciertos fenómenos de uso desproporcionado de recursos" durante este período. La posterior defenestración de Pedro García-Espinosa da a entender la detección de no pocos problemas de despilfarro en Casa 4.
La universidad de diseño, que operaba bajo la protección del grupo creativo, no pudo desligarse de este proceso de purga. "Cuando a él lo jodieron, dejaron de entrar cosas al ISDi. Las computadoras se empezaron a romper y nada se repuso”, recuerda Valenzuela.
La debacle constructiva ya sin influencias
Una década más tarde, el colapso de las infraestructuras ya no pasaba por alto. Según un artículo de Claudia Alejandra Damiani para El caimán barbudo, "Fue en el 2017 el momento en que la dirección de la escuela se percató de que había signos que podían sugerir alarma en el ala del edificio que corresponde con la calle San Carlos, en específico, la separación del piso de la pared interior del edificio que colinda al patio".
Se adoptó como medida cautelar el cierre de esa ala, y la consiguiente inhabilitación del teatro, el comedor y algunas aulas de Comunicación Visual. Apelando a antiguas conexiones, la directiva del centro solicitó la defectación a una empresa constructiva de la Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), la cual, pese a hacer el dictamen arquitectónico, no acometió la obra.
El Instituto solicitó los servicios de la Empresa Diseño Habana (DCH), quienes proyectaron la rehabilitación del edificio; y a la Cooperativa Cubana de la Construcción como compañía ejecutante. Cuando esta última tuvo acceso a los planos de la DCH, en 2018, se percató de que la propuesta no solucionaría los problemas del inmueble.
De esta manera, se concretaron estudios previos de topografía y verticalidad, y se puso como condición la evacuación total del edificio, pues era necesario apuntalar las áreas comprometidas. De acuerdo al vicedecano docente, Ernesto Fernández Sánchez, "la solución implicaba, al menos, la demolición de la cuarta y una parte de la tercera planta del inmueble".
Fue en 2021 que comenzó el peregrinar de los alumnos por los distintos espacios de la Universidad de La Habana. "La dirección del país ha creado una comisión que preside el Viceprimer ministro José Luis Perdomo, que está evaluando, de conjunto con el gobierno de la ciudad y otros factores, las posibles soluciones a la sede del ISDi. Hace no mucho, conducido por el gobierno de La Habana, se desarrolló también una visita de la Oficina del Historiador de La Ciudad, de su empresa inversionistas, que considera que el edificio es recuperable; pero, se trata de una inversión a largo plazo, que requiere materiales y fuerzas constructoras muy específicos", sostuvo Fernández Sánchez en entrevista con Damiani.
La burocracia en este proceso hizo que la administración del Instituto decidiera volver a centralizar la docencia en el ruinoso inmueble de la calle Belascoaín, a despecho de las recomendaciones dictaminadas por evaluadores competentes y apostando por el "amor" a la institución, sentimiento al que apelan, pública y privadamente, para contrarrestar la incertidumbre de alumnos y claustro.
El director, Sergio Peña, continúa sosteniendo que lo más importante sería visibilizar la labor del centro en la formación de profesionales del diseño, para de esta manera hacer la guerra a los reportes de la prensa independiente. Su slogan es "Al ISDI hay que quererlo", a pesar de que el inmueble se les cae sobre la cabeza sin que puedan hacer mucho.
La censura improductiva
No obstante la incondicionalidad política del ISDi, demostrada al supeditar su cometido social a la necesidad de simulación del estamento autocrático, ha sucumbido como cualquier otra dependencia de una estructura socio-política fracasada.
Arriesgando vidas humanas, anulando la libertad de expresión del alumnado y claustro, llegando a violar las disposiciones laborales existentes para cancelar profesionalmente a quien disiente, tampoco han logrado escapar al destino de un país en fuga.
Hace unos años esta institución docente dio pie al pronunciamiento de parte de la comunidad académica justamente por ser el origen de una escandalosa acción de censura, el despido de la profesora Omara I. Ruiz Urquiola, detonante para la existencia de este Observatorio, por citar una consecuencia. En respuesta a la movilización de la opinión pública, la nomenclatura educativa del país fue explícita al exponer el talante discriminatorio de la universidad en Cuba. Esos incidentes han devenido pautas conceptuales para la definición del estado de cosas en las aulas cubanas.
Buena forma vs juicio crítico
Ruiz Urquiola refiere como notable e intencional la disminución paulatina de la carga teórica en el pensum académico del ISDi, no así de las asignaturas dirigidas al adoctrinamiento ideológico. Al respecto describe que, desde su llegada, advirtió el menosprecio por los referentes culturales, en favor de conseguir un generador de soluciones formales desconectadas de valores identitarios y reducibles a su valor de uso.
"Me di cuenta de que hay un marcado interés en que carreras como esta, que tienen alta incidencia en la conformación del referente colectivo (...) específicamente el Diseño de Comunicación Visual, se ha apuntado a bajarles el perfil intelectual, para convertirla en mera propaganda a través del lenguaje visual", explica la historiadora de arte.
Esto va de la mano con las concepciones del diseño cubano en los primeros años de este siglo, y el que se considera el gran salto en la materia propulsado por el equipo Casa 4: pasar de la propaganda política a la comunicación política. "Convertirse en una guerrilla productora de símbolos", ser "un escuadrón de élite" comunicativo, que acompañe visualmente el renacer izquierdista en América Latina.
"Con un dominio técnico básico en tipografía, en teoría del color, se pueden lograr resultados. Y si a esas personas las castras de recursos intelectuales que tienen que ver con llegar a elaborar un concepto de la ética personal, permeada por valores sociales, un criterio propio ... el éxito es total. Ese es el diseñador útil a la Revolución", explica la exdocente.
De hecho, se intentó limitar de todas las maneras que la profesora tuviera acceso regular a los alumnos dentro del centro, preocupados porque esta pudiera influir en las ideas políticas de los estudiantes (ya la FEU le había concedido la Tiza de Oro). Para ello, con la cobertura del cambio al plan de estudios E, se relegó la asignatura Cultura Cubana a la categoría de Optativa, con el consiguiente recorte en las horas lectivas de la misma.
Además, se abrió muchísimo el espectro de aceptación respecto al claustro docente, con la incorporación de profesores cuya preparación académica era ajena al diseño o carecían de solidez intelectual a pesar de estar en posesión de grados científicos.
"En un primer momento no fue una batalla política, lo que tuve que librar fue una batalla intelectual. Existe esa política: lo vi en el ISDi y luego lo he constatado en los periodistas, por ejemplo. Hay una batalla campal de la Inteligencia cubana controlando a la academia para bajar el alcance intelectual de las ciencias sociales en Cuba, y tener profesionales hábiles desde el punto de vista técnico para asumir tareas concretas, pero que no estén en dominio de herramientas intelectuales que los hagan indómitos. Ellos necesitan diseñadores dóciles", sostiene la académica.
Se trata de una estrategia de purga bastante conocida en el ámbito intelectual cubano, mediante la cual el Gobierno ha logrado el sometimiento sin condiciones de la academia.
Como casos ejemplificantes, podemos usar la disolución del Departamento de Filósofía de la Universidad de La Habana y el cierre de la revista cubana de filosofía Pensamiento Crítico. Los intelectuales que componían este grupo fueron acusados de diversionismo ideológico.
El propio Raúl Castro, durante la Segunda Reunión de Organización del PCC en las FAR, afirmó: "La Revolución abre el campo de la investigación científica en todas las direcciones y no intenta amputar ningún esfuerzo seriamente concebido. Pero una cosa es investigar y otra es aprovechar conocimientos –casi siempre mal digeridos– para socavar con especulaciones irresponsables las bases de nuestra ideología. Sobre todo, es necesario aclarar que esas especulaciones, como las que aparecen con frecuencia en las páginas de la revista Pensamiento Crítico, no constituyen, por supuesto, la expresión de los criterios de nuestro Partido". Este, constituyó el puntillazo final a ambos esfuerzos de corte filosófico y, por ende, al pensamiento crítico en el año 1971.
Desde el punto de vista del diseño, la supresión de cualquier atisbo crítico contribuye a la eficiencia que logran estos profesionales en el manejo de las masas. El sistema de enseñanza del diseño en Cuba premia el desempeño técnico y anula las implicaciones morales, asumiendo una escala de valores falseada a conveniencia.
El notar estas deficiencias y no ponderarlas, trajo para la profesora Urquiola no pocos sinsabores. La directiva no pondría en riesgo su confiabilidad política frente a la maquinaria represiva de la Seguridad del Estado. Muchísimo menos luego del fin de la Batalla de Ideas, que restó importancia política al ISDI. De esta manera, la docente se convirtió en una moneda de cambio que les garantizaría un aval de confiabilidad luego del descalabro de Casa 4. Para esto, Peña lideró el fraude habilitado para la cancelación académica de la Profesora Auxiliar.
Concluyendo
Por lo expuesto anteriormente, el Observatorio de Libertad Académica denuncia negligencia institucional y gubernamental respecto al estado constructivo del inmueble donde radica el Instituto Superior de Diseño.
Durante años, los conocimientos de alumnos y profesores de esta institución han tributado a fines de adoctrinamiento político masivo, con irradiación internacional. Pese a ello, las ganancias que el Estado cubano devengó de la venta de soluciones de diseño durante la Batalla de Ideas, no pesaron en la toma de responsabilidad ante la situación descrita.
Exhortamos a la clausura definitiva de este emplazamiento educativo radicado en el edificio número 710 de la calle Belascoaín, y a su reinstalación en un ambiente acorde a su uso.
Asimismo, exigimos el acordonamiento cautelar de la estructura pues no existen señalizaciones de riesgo, comprometiendo la integridad de los transeúntes. Por si fuera poco, ancianos y personas sin hogar buscan refugio en los amplios portales de la escuela de diseño, cuyo desplome total se hace cada vez más inminente.
Consideramos que los extremos a que ha llegado la directiva del ISDi, trivializando el riesgo y torciendo la verdad en función de antivalores como la búsqueda del éxito económico garantizado desde la supeditación al poder, ameritan una evaluación profunda de los conceptos formativos que rigen la universidad cubana. Lo sucedido en este centro educacional es modélico respecto a la desviación de la enseñanza superior nacional del sistema de valores universales al que responde la comunidad académica civilizada. Entendemos que solo el retorno al estatuto autónomo blinda la sobrevivencia de las libertades universitarias.
[1] Ofensiva ideológica que el Gobierno cubano impulsó a partir de 1999 en el marco de la campaña por la devolución a Cuba del niño Elián González, sobreviviente de un naufragio en una travesía migratoria ilegal hacia la Florida.
[2] Cónclave que agrupa a más de cien partidos políticos latinoamericanos y organizaciones sociales de izquierda para planificar estrategias conjuntas al abordar problemáticas que atañen a la región. Fue creado en 1990 por el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) y lleva adelante una batalla cultural para enaltecer la ideología socialista en detrimento del capitalismo, en la cual la manipulación semiótica del lenguaje verbal y formal es determinante.