La subcultura del acoso en las escuelas cubanas, quién responde por la violencia
Fecha de lanzamiento: 1 de diciembre de 2023
El asesinato del adolescente Leandro Baró Lameiro, de tan solo 16 años, ha despertado las alarmas respecto a la violencia intraescolar en las escuelas cubanas. En el crimen se encuentran implicados al menos 13 estudiantes de secundaria básica, lo que ha motivado el debate entre los internautas.
De acuerdo con el reporte del diario independiente 14ymedio, Baró Lameira falleció a causa de múltiples puñaladas, provocadas el pasado 29 de septiembre, presuntamente por uno de los adolescentes bajo custodia policial. “El adolescente murió al día siguiente en el hospital pediátrico Mártires de Las Tunas, luego de que sus familiares pidieron con urgencia en redes sociales donaciones de plasma para realizarle una transfusión”.
Aunque las autoridades cubanas no se han pronunciado formalmente al respecto, el medio provincial Periódico 26 se reunió con directivos de las escuelas a donde pertenecían los presuntos asesinos. Las declaraciones de estos no fueron muy alentadoras.
Yanelis Heredia Goulet, directora de la Secundaria Básica Wenceslao Rivero -a la cual pertenece uno de los criminales- destacó que este suceso los ha motivado a reforzar la vigilancia dentro del centro. Sin embargo, reveló fuertes indicios de violencia ocurridos en la escuela.
“Caracterizamos a un alumno que traía un cuchillo a la escuela (...) Fuimos hasta la comunidad, nos entrevistamos con los vecinos para conocer su desenvolvimiento social, mas ninguno quiso aportar algún elemento, nos cerraron las puertas, por así decirlo. Adoptamos la táctica de cambiarlo de grupo y ver cómo se comporta en otro contexto y controlado. A la par hemos realizado las entrevistas pertinentes con Atención a Menores”.
Otras escuelas en la provincia también sufren esta espiral de violencia. Beatriz Reyes Suárez, directora de la Secundaria Básica El Cucalambé, debió reconocer la frecuencia de incidentes de esta índole, tales como peleas entre los estudiantes de ese centro y los de otros cercanos. Esto ha propiciado que varios padres se den a la tarea de traer y llevar a sus hijos a la institución o, incluso, abstenerse de que asistan.
En este caso, llamó la atención sobre el papel de los tutores legales de los menores para prevenir estos hechos. “Los padres, de alguna manera, les bajan intensidad al cuidado de los hijos cuando llegan a la secundaria, como si ya fueran grandes. No entienden que transitan por una etapa más compleja, que requieren acompañamiento”.
Los hechos se han incrementado a tal punto que varios centros nocturnos en la provincia han debido comenzar a revisar a los adolescentes en la entrada. “Ante un aumento tan notable de la violencia, en el cabaré Bajo las Estrellas el administrador decidió 'confiscar' armas blancas y es preocupante la cantidad de cuchillos, punzones y cadenas de bicicletas que están en su poder y que fueron confeccionados o portados con el objetivo de provocar daño”, declaró Carlos Enrique Téllez Tamayo, subdirector de Cultura en ese territorio.
No obstante las medidas tomadas, la mayor parte de los problemas comienza en el ambiente escolar, ya sea entre los propios compañeros de estudios o por enfrentamientos con estudiantes exteriores.
Según el internauta Armando Enrique Batista Vergara, “Al lado de la Secundaria Carlos Baliño en cualquier horario del día se reúnen el potencial delictivo para los próximos años de esta provincia; realizan presión de grupo a los estudiantes, les obligan a fajar, a q le compren meriendas, a fumar, maltrato psicológico y físico constante, esto ocurre todos los días del mundo. Un peligro y un ambiente detensión”.
Sin embargo, varios aseguran que la intervención de la policía se da en muy escasos sucesos, considerando insuficiente su incidencia. “Los jóvenes se están asociando para asaltar personas y robar en casas, guiados por parientes o vecinos adultos. Eso es crimen organizado, no 'motivos culturales'. En la cuadra de mi mamá hay una pandilla, de cuya existencia el Sector encarga a las organizaciones de masas que 'advierta a los vecinos'. Misión cumplida para ellos, al que le roben es porque no se protegió de los 'predadores culturales”, comentó una internauta residente en La Habana e identificada como Aurora Boreal.
Yasmin Aguilera, asegura que este tema pone en tensión a las madres tuneras, pues a simple vista se nota que “andan pandillas” armadas por los alrededores de los planteles de educacionales. “La educación comienza desde la casa y los padres tenemos que tener control sobre nuestros hijos, al igual que las escuelas, ya que la mayor parte del día lo pasan en la escuela, lugar que para mí ya no es seguro”.
La escalada de violencia se extiende por toda la Isla desde hace algún tiempo. Los directivos recurren a la educación en el núcleo familiar como factor principal para corregir estos hechos, sin embargo, en una sociedad tan depauperada como la cubana, no es viable hacer recaer todos los problemas sobre la familia.
Vale citar el ejemplo del reciente asesinato de la profesora villaclareña Ailén García Jiménez, a manos de la madre de una pequeña, cuando intentaba mediar en la pelea entre esta y otra de similar edad. Esto ocurrió ante la mirada atónita de las menores, que con semejante ejemplo ven validada la conducta criminal por parte de adultos.
Reportes en redes sociales refieren que el evento de violencia ocurrió de manera premeditada, puesto que no es normal que una madre acuda con un objeto punzante a lo que debería ser un diálogo civilizado y correctivo para las menores.
Noticias de esta índole hablan de la naturalización de la violencia en Cuba, y de su asimilación entre los más jóvenes. Recientemente, trascendieron las imágenes de una trifulca tumultuaria en la zona del Malecón habanero, la cual dejó el saldo de al menos un muerto y varios heridos. En los videos difundidos, pueden advertirse a adolescentes de entre 13 y 15 años como protagonistas del macabro escenario. Tristemente, episodios así inician o desembocan en las instituciones docentes.
El Observatorio de Libertad Académica denuncia el avance de la violencia entre los adolescentes al interior de las escuelas cubanas. Consideramos que el Ministerio de Educación (MINED) debe instrumentar una estrategia efectiva, a fin de evitar altercados que incluyan a los estudiantes dentro de los centros docentes o en los predios de los mismos.
Es inadmisible que los alumnos puedan acceder a las escuelas portando armas blancas, ya sea con el fin de hacer daño o como recurso defensivo en un contexto de desprotección. Asimismo, debe reconocerse abiertamente que se ha entronizado una subcultura del acoso, con efectos graves dentro y fuera de las instituciones educativas.
Consideramos que, si bien la familia juega un papel esencial en la crianza, al tratarse de una entidad social en crisis, intencionalmente menguada por una política orientada a su fractura en aras del adoctrinamiento ideológico garante de la perdurabilidad de un sistema de gobierno autocrático; la escuela ha devenido en el espacio donde confluyen muchas de las aristas del fracaso de un proyecto de ingeniería social que se desborda y compromete, no solo el desarrollo personal de los ahora estudiantes, sino del grupo etario que, en poco tiempo, llevará el peso del funcionamiento del país.
Este Observatorio manifiesta suma preocupación ante la transformación del ambiente estudiantil en Cuba, ahora exponente de indicadores de violencia que educadores consagrados lograron evitar durante décadas de carencias y presiones de todo tipo. Sirva este llamado de atención para la evaluación de consciencia necesaria de quienes cargarán con la responsabilidad de las consecuencias de su indolencia actual. El disfrute del derecho a la educación pasa, necesariamente, por la prevalencia de las normas de convivencia en las aulas de clases.