Ola de violencia en Cuba incide en el sector de la enseñanza
Fecha de lanzamiento: 20 de octubre de 2023
La creciente escala de violencia en Cuba está poniendo en peligro a los estudiantes en la Isla. Recientemente, varios usuarios en redes sociales han denunciado asaltos a mano armada a alumnos en las cercanías de sus centros estudiantiles.
Hace algunos días, al activista Albert Fonse denunció el atraco al nieto del preso político Iván Colón. En este acto, participó uno de los compañeros de escuela del adolescente. “Hoy asaltaron al niño de Ismaray Martínez hijastra del preso político Iván Colón, en su misma escuela la secundaria Rene Ibarra Font de Holguín, un mismo compañero junto con otros de la calle. Dice que está pandilla está aterrorizando a todos los demás estudiantes.”, escribió el usuario en la red social X.
En el video que acompaña a la denuncia, Ismaray Martínez se refirió a la indefensión de padres y alumnos. “Este Estado, esta policía cubana, no está haciendo nada por los estudiantes aquí. Nosotros tenemos miedo de mandar a los niños a la escuela”, sentenció la madre de la víctima.
“Los profesores tienen que venir con miedo, que los muchachos de la calle vienen con cuchillos, a fumar marihuana y a hacer millones de cosas, pero eso la policía no lo está mirando”, dijo desde las afueras del centro docente René Ibarra Font.
El adolescente fue increpado a la salida de la escuela por uno de sus condiscípulos, quien se hizo acompañar de otro adolescente de 16 años, y luego de amenazarlo, le exigieron la merienda, las gafas y otros accesorios de coste menor.
Pese a que los desmanes ocurridos en las cercanías del centro son ampliamente conocidos por profesores, alumnos y padres, a Ismaray Martínez, las autoridades de la Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) El Anillo le dijeron que, al no haberse utilizado armas para la intimidación a su hijo menor, la denuncia no procedía.
Imposibilitada de apostarse a las afueras del centro para garantizar la integridad del adolescente, la madre ha decidido suspender su asistencia a clases de manera indefinida. “Yo no tengo confianza de mandar mi hijo a la escuela, y como yo, millones de padres (...) En esa escuela, ya ha habido problemas con tres niños (...) y yo siento que no es confiable la escuela (...) Yo quiero a mi hijo vivo”, finalizó.
Un caso similar ocurrió en La Habana el pasado martes, cuando una pareja asaltó a punta de machete a cinco estudiantes del Instituto Preuniversitario Urbano Arístides Viera, en el municipio Playa.
La noticia trascendió gracias a la youtuber cubana Lorena Maña, hermana de una de las víctimas, y quien lo acompañó en el proceso de denuncia. Pavel, el joven en cuestión, relató que el incidente ocurrió mientras permanecía sentado en el Parque de los Ahorcados, situado en la calle 26, junto a otros compañeros de escuela.
Una pareja se les acercó y, mientras el hombre los amenazaba con un machete, la mujer recogía sus teléfonos y los metía a una bolsa. Finalmente, desaparecieron ante la mirada atónita de los estudiantes.
Los familiares de las víctimas acudieron a las autoridades para hacer la denuncia del suceso, sin embargo, no pudieron aportar todos los elementos necesarios, pues no había peritos disponibles en la estación de policía para hacer un retrato hablado de los asaltantes.
“Los hubieran matado con los machetes. Cuba ya no es segura, Cuba es un peligro, este país es un peligro ya se los digo a todos para que estén alertas aquí en Cuba se pasa mucha hambre y mucha necesidad y la gente está desesperada tratando de buscar dinero porque no hay comida, no hay dinero, no hay nada”, dijo la youtuber respecto al caso.
Eventos como estos han alarmado a los tutores de los estudiantes, que en algunos casos han decidido dejar de enviar a sus hijos a la escuela. Este tipo de incidentes, nos remonta en la historia a las terribles Escuelas Secundarias Básicas en el Campo (ESBEC), experimento ideado por Fidel Castro en 1966, y masificado en la década de los 70’s.
De acuerdo al politólogo cubano Dimas Castellanos, “transcurrida más de una década de poder revolucionario, 750.000 jóvenes en edad escolar —la materia prima para producir al hombre nuevo— ni estudiaban ni trabajaban. Cifra que, según las palabras de Fidel Castro, aumentaría hasta unos cinco millones para 1980. La combinación del estudio y el trabajo, que antes se había implementado de manera esporádica, ahora asumía carácter permanente, lo cual requería de la construcción de escuelas y la formación de maestros”.
Aunque inicialmente el pueblo cubano aplaudió la idea de la “creación del hombre nuevo” mediante “la vinculación de estudio y trabajo”, las experiencias violentas que allí se vivieron fueron despertando el rechazo de padres y alumnos, que llegaron al punto de autolesionarse para no acudir a estos centros docentes.
“El aprendizaje de que sólo con fraudes se pueden alcanzar esas notas y promociones increíbles en cientos de escuelas; la pérdida del pudor en las jovencitas que tenían que bañarse, o realizar sus necesidades fisiológicas, en baños sin cortinas o puertas; la temprana iniciación sexual de hembras y varones en muchos casos en lo que, no queda más remedio, que llamar orgías colectivas o grupales; las violaciones tanto de hembras como de varones; el truque de favores sexuales por notas u otras ventajas”, sostiene el medio Cuba Encuentro.
Como ahora, las autoridades escolares no lidiaban directamente con los gravísimos problemas de violencia al interior de las escuelas, sino que más bien se servían de los alumnos temidos dentro del plantel, a quienes concedían ciertos favores a cambio de mantener “a raya” al resto de los estudiantes.
“A estas terribles situaciones se le añade el uso de la violencia como método sistemático en la lucha por la supervivencia, la ley de la selva, auspiciada, protegida y recompensada por las direcciones de los centros que utilizaban esos alumnos-matones para el control de la disciplina [¿qué disciplina?] en los albergues y otras áreas. En muchos casos hasta esos miembros de las direcciones, y los profesores, temían subir a los albergues, y no solo al de los varones, el matonismo también imperaba entre las hembras”, añade la revista.
Ante esta peligrosa regresión en materia de violencia escolar, el Observatorio de Libertad Académica denuncia la inseguridad a la que están expuestos los estudiantes cubanos, víctimas de las malas decisiones gubernamentales que han agravado la crisis económica y social en el país.
Exigimos al Ministerio de Educación (MINED) tomar determinaciones contundentes en este sentido, que devuelvan la confiabilidad a padres y alumnos. Recordemos que el ausentismo escolar que provocan estas situaciones, compromete la formación académica y profesional en la Isla.