El Observatorio de Libertad Académica expone su preocupación respecto al destino incierto de fondos bibliográficos universitarios
Fecha de lanzamiento: 20 de julio de 2023
Hace unas horas circula una publicación del Dr. Reinaldo Manuel Sánchez Porro, quien en su cuenta de Facebook informa del cierre de la biblioteca de la facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana (UH). El prestigioso académico recurre a la voluntad de los usuarios que lo leen en esa red social para que rescaten los libros que pudieran pasar a convertirse en pulpa de papel, ya que la Biblioteca Central no cuenta con el espacio requerido para hacerse cargo de ellos.
El edificio que alberga a esta biblioteca data de las primeras décadas del siglo pasado, como otros del campus de la universidad insignia del país. Es harto conocido el avanzado estado de deterioro constructivo de la UH a pesar de las innumerables ocasiones en que se han acometido labores de mantenimiento, muchas de ellas sin tener en cuenta los valores estéticos que identifican a este conjunto arquitectónico, paradigmático del eclecticismo que distinguió a la mayoría de los inmuebles de importancia pública en las primeras tres décadas republicanas.
Lo que el profesor Sánchez Porro califica como “… dilapidación de años de trabajo” es un fenómeno ya recurrente en los planteles educacionales a lo largo y ancho del país. Documentos pertenecientes a colecciones tan valiosas como la del sabio Don Fernando Ortiz, padre de la antropología cultural caribeña, o archivos que contienen la trayectoria laboral de los trabajadores de #EducaciónSuperior, como señala un comentario en el post citado, han sido destruidos por la dejadez e inoperancia de la política institucional respectiva.
Según refieren quienes se solidarizan con la inquietud del maestro, en otras escuelas y universidades pudieran aprovecharse los ejemplares desechados. Mientras la #UniversidadDeLaHabana se da el lujo de botar libros, el sistema de bibliotecas escolares es otro proyecto abandonado a su suerte. La importancia que se le otorgó a esas dependencias docentes y que llevó a fundar la Escuela de Bibliotecarios Escolares en 1960, es parte del pasado. Sin embargo, la intolerancia se ha ensañado con profesionales de la especialidad comprometidos con su rol social, los cuales han sido víctimas de la persecución política y marginados del ejercicio de las #CienciasDeLaInformación.
Este Observatorio ha registrado los casos de violación de la #LibertadAcadémica de los #bibliotecarios Mario Feliz Lleonart Barroso y Yoaxis Marcheco Suárez; además de la cancelación, desde 1996, de iniciativas de fundación de #BibliotecasIndependientes como la que generó el Colegio de Pedagogos Independientes de Cuba. Resultan notables la desidia, en el ámbito de lo estatal, y el hostigamiento en el de lo independiente.
Cabe señalar que en Cuba la conformación de bibliotecas públicas data del siglo XVIII, cuando el núcleo de hombres cultos empeñados en el progreso económico y el desarrollo intelectual de la Isla constituyó la Sociedad Económica de Amigos del País e inauguró ese primer espacio de irradiación del saber. Posteriormente las ciudades del interior organizaron las suyas, muchas de las cuales funcionaron como nodos culturales trascendentales para el surgimiento y maduración del concepto de nación.
El OLA presencia esta otra manifestación de la crisis sistémica que identifica al país, la cual se verifica en la disfuncionalidad institucional generalizada, poniendo en conocimiento de las instancias correspondientes las razones que derivan en vulneraciones al #DerechoALaEducación.