Miriam Luisa Leiva Viamonte
Miriam Luisa Leiva Viamonte cursó estudios pedagógicos enfocados en la enseñanza primaria en Encrucijada, Villa Clara, y Saint Augustine School, Bridgeport, Connecticut, en los Estados Unidos, a fines de la década de 1950. Posteriormente regresa a Cuba y matricula lenguas extranjeras, lo que aportaría a su formación en el campo de la diplomacia al licenciarse de la carrera de Relaciones Internacionales en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), desarrollando una descollante carrera en el servicio diplomático. Simultáneamente, se mantendría vinculada a la vida académica de su alma mater como conferencista y tutora de tesis de grado hasta su expulsión del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) por motivos políticos. Como consecuencia, también le sería vedada la posibilidad de ejercer el magisterio en otro espacio del sistema de enseñanza superior.
Además de su labor como directiva en áreas de trabajo que abarcaron las relaciones de Cuba con estados de Europa oriental, África y el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), Miriam Leiva también había fungido como agregada cultural de la Embajada de Cuba en Yugoslavia, y recibido entrenamiento postgraduado en el Instituto de Servicio Exterior de la Unión Soviética en 1989. Todo ello la avalaba para sostener relaciones de colaboración con el ISRI, donde dictaba conferencias como especialista en el MNOAL y tutoraba trabajos de diploma de alumnos cubanos y extranjeros.
Sin embargo, en septiembre de 1992, Miriam fue expulsada del MINREX al negarse a abandonar a su esposo, el economista y exdiplomático Oscar Manuel Espinosa Chepe. Ella estaba de regreso de la conferencia Ministerial del MNOAL en Bali cuando fue citada por el núcleo del Partido Comunista de su centro de trabajo para, en múltiples reuniones, exigirle la separación del “sujeto contrarrevolucionario” en que, según ellos, había devenido el experto en relaciones económicas con el bloque socialista europeo.
Oscar Espinosa Chepe había cuestionado las estrategias económicas fallidas de la dirección del país en su centro de trabajo, por lo que fue expulsado del sector estatal. Por consiguiente, su esposa fue sometida a un proceso inquisitorio por el que se le achacó la “pérdida de confiabilidad política”, con las consecuencias laborales y sociales derivadas de la marginación ideológica en Cuba.
Una vez que Miriam quedó desempleada, el estigma político que marcó su expulsión hizo que, a pesar de su currículo como profesora invitada, no intentara buscar empleo en el ISRI ya que dicha institución docente está afiliada al MINREX. Al año siguiente, en 1993, la exdiplomática recurrió a su preliminar titulación y entrenamiento como pedagoga, traductora e intérprete, obtenidos en el Instituto de Idiomas Extranjeros “Pedro Lafargue”, y perfeccionados durante sus estancias fuera del país.
Sus habilidades lingüísticas y el déficit de profesores de idioma inglés que padecía el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”, hicieron que se presentara ante un tribunal de la facultad de Lenguas Extranjeras con vistas a integrar su claustro. Frente a tres docentes Miriam expuso una guía metodológica y ejecutó una clase demostrativa tras la cual recibió conclusiones favorables de ese jurado académico. Presumiblemente, se sometió al procedimiento de categorización docente según la estructura establecida para el sistema de educación superior, aunque nadie le informara al respecto ni mediara la entrega de evaluación alguna, lo que debió suceder de respetarse lo establecido en la legislación docente.
Transcurrieron semanas y, debido a la ausencia de noticias respecto a su solicitud, Miriam indagó y fue citada por un directivo de la institución. Una vez llegada a su oficina, el funcionario se limitó a mirarla, por lo que ella inició la conversación preguntándole si lo que le interesaba era saber acerca de los motivos por los que había sido expulsada del MINREX. Después de escucharla, este concluyó el encuentro diciéndole que esperara por su decisión, la cual “podría demorar meses”.
Nunca Miriam Luisa Leiva Viamonte recibió respuesta alguna del Pedagógico. Refiere que ha sido tratada como una “no persona”, táctica recurrente en la embestida represiva contra personas que disienten del régimen cubano y son marginados socialmente sin importar su calidad profesional, ni lo que pudieran aportar al ámbito académico nacional.
A partir de 1996 se incorporó a la oposición como activista de derechos humanos y periodista independiente, llegando a cofundar en 2003 el movimiento de las Damas de Blanco que acompañó la lucha por la liberación de los prisioneros políticos de la Primavera Negra, entre los que se encontraba su esposo condenado a veinte años de prisión.