top of page

María del Carmen Ares Marrero

En 1979 María del Carmen Ares Marrero comenzó la carrera de Artes Escénicas, específicamente el perfil de Dramaturgia, en el Instituto Superior de Arte (ISA). Avanzando en sus estudios, y como líder estudiantil, se opuso al control político sobre la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), así como a la discriminación ideológica. Conoció la censura académica desde su tesis de grado y más tarde terminó expulsada del sistema de enseñanza superior cubano por ejercer la libertad de expresión en el marco de la Perestroika y la Glasnost mientras cursaba la maestría en Dirección de Cine de Ficción en la extinta Unión Soviética.

Durante el tránsito de María del Carmen por los diferentes niveles de enseñanza se destacó como dirigente estudiantil hasta llegar a ocupar puestos a nivel de escuela y, más tarde, de universidad.

En 1980, a partir del éxodo migratorio masivo hacia los Estados Unidos a través del puerto del Mariel, en lo que constituyó el fracaso fehaciente del proyecto de ingeniería social de Fidel Castro encaminado al adoctrinamiento de las nuevas generaciones de cubanos, se impuso una nueva purga ideológica en las instituciones educativas del país. El denominado Proceso de profundización de la conciencia revolucionaria lastró vocacionalmente a cientos de jóvenes que acababan marginados del sistema de enseñanza.

Ares Marrero se opuso a las expulsiones en la facultad de Artes Escénicas, por ejemplo: defendió a un estudiante cuyo único “delito” consistió en poseer revistas norteamericanas. Sin embargo, su opinión como miembro de la directiva de la FEU no fue tenida en cuenta, lo que fue alertándola respecto al funcionamiento de la organización.

Su capacidad como organizadora de eventos culturales la hizo candidata al secretariado de Cultura de la FEU en Ciudad de La Habana en 1982, mientras terminaba el 3er año. Una vez estuvo inmersa en la campaña, pudo constatar de cerca la injerencia de la directiva de la propia FEU, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y el Partido Comunista de Cuba (PCC) en el proceso eleccionario estudiantil, utilizado para fichar cuadros políticos confiables que se supeditasen a la estructura autocrática establecida en el país. En protesta, y ante los cuestionamientos de los dirigentes de esas entidades, canceló su candidatura.

Las amonestaciones recibidas, tanto de la nomenclatura de la FEU como de la UJC, en la cual militaba, sumadas al cúmulo de irregularidades detectadas desde 1980, escalaron en intensidad haciendo que la joven se separara de cualquier posición de rango dentro las mismas. La decepción ante lo que calificó entonces como “democracia controlada” hizo que canalizara su experiencia de coordinación en un proyecto teatral aficionado que iniciaban estudiantes de la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.

Ya en el último año de la licenciatura, María del Carmen se enfocó en la investigación sociológica que serviría de base al texto dramático con el que se graduaría.

Corría 1984 y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) estaban en posesión de un parque militar significativo gracias al sufragio del ejército soviético. Eran novedad los MIG, aviones de combate para los que se habían entrenado pilotos especializados en China y luego en la URSS. A la Base Militar de San Antonio de los Baños, previa autorización de la jefatura de las FAR, llegó la estudiante para conocer esa realidad. Acercarse a esa cotidianidad le permitió constatar que, ante todo, se trataba de profesionales apasionados por las potencialidades tecnológicas de la aviación, cuya ambición se centraba en la destreza alcanzada en el ámbito de la aeronáutica.

Siga leyendo aquí

bottom of page