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Maykel Hernández Aro

Maykel Hernández Aro se graduó en 2004 de la especialidad de Ingeniería Agronómica en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV). Por sus buenos resultados como estudiante fue ubicado en la propia universidad, para que realizara allí su servicio social como profesor en la Facultad de Ciencias Agropecuarias.

 

A su incorporación a la UCLV como docente fue nombrado secretario general de la Sección Sindical del Departamento de Agronomía. Estos son puestos que pocas personas están dispuestas a asumir por su carga burocrática y falta de autonomía que conllevan y que por lo general terminan imponiéndoseles a jóvenes trabajadores recién incorporados. En varias ocasiones Hernández Aro insistió en que no estaba en condiciones de desempeñar dicho cargo, así como también asumió posturas en favor de los trabajadores jóvenes que contradecían las posiciones de la administración, lo cual fue tomado por los miembros del Partido Comunista de Cuba (PCC) como una debilidad ideológica por lo que solicitaron su destitución. En las próximas elecciones el profesor fue sustituido. Hernández Aro, de formación católica, no comulgaba con las ideas del régimen cubano, por lo cual tuvo varios problemas con profesores de la Universidad, fundamentalmente con militantes del PCC. Aunque no asumió una posición de confrontación abierta al sistema, lo cual le hubiera costado la expulsión inmediata, Hernández Aro expresaba en sus clases y en reuniones sus discrepancias con la política del país.

 

Por esta razón, desde sus inicios como profesor, contó con la oposición del jefe de Departamento de Agronomía, Juan Pacheco Seguí, quien expresó que por sus ideas políticas Hernández Aro no debía trabajar en la UCLV, pues su pedagogía era contrapuesta a lo esperado por el sistema en materia ideológica. No obstante, la necesidad de docentes que existía en el claustro hizo que conservara su puesto. Hernández Aro señaló al Observatorio de Libertad Académica que durante los 10 años que trabajó en la UCLV se sintió discriminado por no querer formar parte de las filas del PCC, por lo que fue víctima de malos tratos, ofensas y daño moral.

 

En el propio año 2004, Hernández Aro, al igual que cientos de profesores, tuvo que participar en los cursos que se impartían a alumnos venezolanos enviados a Cuba como parte de los convenios firmados por los gobernantes de ambas naciones. En cumplimiento con esta “misión de impacto”, durante cuatro meses el profesor fue internado en la escuela Salvador Allende, en La Habana, negándosele la posibilidad de viajar a su provincia para visitar a su familia, incluso siendo padre de dos niños pequeños.

En esos mismos términos tuvo que trabajar en 2008 en la recuperación de zonas montañosas de la provincia Villa Clara luego del paso del huracán Ike por el territorio Esto incluía tareas de recogida de café y limpieza de escombros, todo ello sin remuneración y en difíciles condiciones de subsistencia y alimentación. Este tipo de labores extra docentes o “tareas de choque” son comunes en la educación superior cubana y su carácter es prácticamente obligatorio, aun cuando las presenten como voluntarias. La negativa a participar en ellas es vista como un problema político que afecta la trayectoria y evaluación del docente, por lo que muchas personas tienen que participar aun cuando no están de acuerdo. Refiere Hernández Aro que precisamente por su posición política, sus jefes trataban de asignarle a él este tipo de actividades.

 

Desde sus inicios como profesor en la facultad, Hernández Aro tuvo problemas por negarse a integrar las filas del PCC, aunque permanecía como militante de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) sin ningún protagonismo, con la aspiración de poder desvincularse una vez que no accediera a pasar al PCC.

 

Este proceso es conocido como “crecimiento” y deviene oportunidad de liberación para muchos jóvenes que desde la minoría de edad han sido incorporados a las filas de la juventud comunista. En varias ocasiones, el jefe de Departamento Juan Pacheco Seguí, lo amenazó con que no le autorizaría a acceder a becas en el extranjero si persistía en esa posición. A medida que se acercaba el término de la permanencia por edad de Hernández Aro en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), se incrementaron las reuniones con profesores militantes y directivos que trataban de convencerlo de que se integrara a las filas del PCC y le advertían de las consecuencias que tendría para su carrera profesional esa negativa. Por último, fue citado para una reunión ante todos los militantes del PCC de la facultad para que el profesor expusiera las causas por las cuales no quería pertenecer al Partido. Allí expresó que no deseaba ser parte de una organización cuyos militantes no eran ejemplo de lo que predicaban y que ya él tenía una fe, en Dios, por lo que no tenía que profesarle culto a otra doctrina.

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