Yamilka Abascal Sánchez
Yamilka Abascal Sánchez se desempeñaba como Oficial de Comunicaciones en la Región Militar de La Habana, ostentando el grado de subteniente. A la par de su trabajo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en 2008 se incorporó en la modalidad de curso por encuentros a la carrera de Derecho en la sede municipal universitaria de Diez de Octubre, perteneciente a la Universidad de La Habana (UH).
Luego de concluir su segundo año de la licenciatura, Abascal se acogió a la licencia de maternidad, reincorporándose a los estudios en el curso 2012-2013. El 24 de febrero de 2013 fue expulsada deshonrosamente de las FAR por negarse a participar en actos de repudio organizados por el régimen contra las Damas de Blanco, una organización de la sociedad civil que agrupa a madres y esposas de presos políticos, la cual ha sido distinguida con el Premio Sajarov a la libertad de conciencia, entre otros reconocimientos internacionales.
Anteriormente, Abascal había eludido participar en estos actos de repudio por encontrarse embarazada. En otras ocasiones no se presentaba en los lugares indicados y por último expresó abiertamente su inconformidad con estas prácticas represivas.
“Estas mujeres solo desfilaban con flores en las manos. Eso no constituía ninguna provocación, como decían mis jefes. Por el contrario, quienes eran provocadas eran ellas por las brigadas movilizadas para reprimirlas”, comentó Abascal al Observatorio de Libertad Académica.
El responsable de su expulsión fue el teniente coronel Ruberlay Jaca, jefe del Sector Militar del Cerro, quien la acusó de “no ser activa en la defensa de la Revolución”.
El 25 de marzo de 2013, Abascal se presentó en la Universidad a realizar un examen y le negaron el derecho. En ese momento, el coordinador de la Educación a Distancia, de apellido Valladares, le comunicó que producto de su baja de las FAR quedaba también excluida de la carrera universitaria que cursaba, puesto que ya no tenía centro de trabajo. Abascal decidió no apelar ante ninguna institución, pues consideró que debido a la naturaleza política de su separación sería infructuoso. Hasta ese momento, sus notas habían sido de 4 y 5 puntos y no había tenido ningún problema en la universidad.
Luego de que sus posibilidades laborales y como estudiante fueran tronchadas, Abascal se vinculó al activismo en defensa de los derechos humanos en el país, llegando incluso a ser sancionada con dos años de arresto domiciliario por su trabajo (Diario de Cuba, 2019). En la actualidad Abascal forma parte de la organización de la sociedad civil Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana y continúa siendo víctima de acoso y hostigamiento por parte de la Seguridad del Estado. No renuncia a la esperanza de poder licenciarse como jurista y emplear sus conocimientos en la vida civil de su país.