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Henry Constantín Ferreiro

A partir del curso 2004-2005 el estudiante de Periodismo en la Universidad de Oriente (UO), Henry Constantín Ferreiro, comenzó a confrontar incidentes de censura ideológica que conllevarían diferentes penalizaciones hasta ser definitivamente excluido de cualquier institución de la enseñanza superior en Cuba.

Ese 2do año de estudios, Henry y su compañero de aula Ernesto Morales, escribieron una interrogante en la pizarra para generar el debate entre sus condiscípulos. Preguntaron a todos si estaban al tanto de quién era Oswaldo Payá, un activista y líder opositor cubano nominado al Premio Nobel de la Paz. Mientras ambos explicaban al resto del grupo, entró la profesora de Teoría de la Comunicación, Aimé Sosa Pompa, e inquirió sobre la autoría. Cuando Constantín respondió, la docente increpó en tono belicoso si él sabía quién era esa persona, para luego indicar que daría curso al programa establecido.

Al iniciar el curso 2005-2006, en el mes de septiembre Henry se incorpora a la residencia estudiantil y encuentra que el piso destinado a su grupo había sido entregado a estudiantes extranjeros, mientras que a los antiguos conviventes los dividieron según su integración política. Los dirigentes ocuparían otras habitaciones confortables y los contestatarios pasarían a un área inhabitable por su precariedad material. El universitario llevó las demandas del colectivo ante las autoridades académicas y al no obtener una respuesta satisfactoria se comunicó con la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) a nivel nacional, la cual envió un representante. Como resultado de las conversaciones, Henry y sus compañeros fueron extra-oficialmente insertados en cuartos con mejores condiciones aunque no pudieron retornar a su estancia original.

En ese primer semestre de 3er año, Henry presentó un proyecto para Metodología de la Investigación sobre la mala recepción de la prensa oficialista por parte de la población. El profesor a cargo, Rafael Ángel Fonseca Valido, lo suspendió esa vez y también al reformularlo sin haber eliminado el contenido ideológico. Quedaba la opción del examen extraordinario (mundial) pero al estudiante se le comunicó que la decisión estaba en manos del Departamento de Comunicación Social y Periodismo, y que podría arrastrar la asignatura. No se le puso al tanto de sus verdaderos derechos según lo establecido en el Reglamento docente.

Henry continuó el curso y en el mes de abril del segundo semestre (2006), la profesora guía Isel Fernández Companioni le ofreció unos días libres para que apoyara a su familia después del nacimiento de su hijo. Vale mencionar que por el colapso de las infraestructuras en las habitaciones de estudiantes, las clases se habían concentrado en uno o dos días por semana, con lo cual no era significativo el gravamen a la asistencia. Sin embargo, al regresar a la facultad se le comunicó que causaba baja por ausencias injustificadas, según argumentaba la misma maestra que lo autorizara verbalmente. La propia docente lo había instado anteriormente a que solicitara una licencia fundamentada en situaciones personales con vistas a evitarse (y a la universidad) un proceso con implicaciones políticas.

Constantín recabó criterios del resto de los profesores quienes coincidían en una valoración positiva de su desempeño académico, pero los profesores Rafael Ángel Fonseca Valido e Isel Fernández Companioni insistían en el peso de sus “inasistencias”. Ante la solicitud al profesor Fonseca de reconsiderar una sanción que significaba la pérdida de su carrera, este manifestó: “ya echó a andar el mecanismo”.

En una reunión que contó con la presencia de la decana de la Facultad de Humanidades, Etna Cicilia Sanz Pérez, se determinó que Henry causaba baja por inasistencias. Poco después se emitía la resolución que dictaminaba su salida de la universidad.

Además de la medida disciplinaria, el universitario fue sometido a una reunión que devino especie de acto de repudio con la participación de la mayoría de sus compañeros de aula. En un local destinado a asambleas se presentaron el jefe de departamento de Comunicación Social y Periodismo Heriberto Cardoso Milanés, la profesora guía del grupo Isel Fernández Companioni y un desconocido. El profesor Cardoso dirigió la amonestación colectiva que tenía como objetivo discutir la solicitud de expulsión de la FEU y la UJC presentadas por Yanisley Carnero Suárez y Rocío Trujillo Olivares, dirigentes de ambas organizaciones respectivamente y condiscípulas del sancionado.

Ante la escalada de la situación represiva que Henry consideraba injusta, expuso su decisión de renunciar a la militancia en la UJC. Sin embargo, lo tomó por sorpresa la intención de separarlo de la organización estudiantil que debía representarlo (FEU) y, aunque no hizo resistencia, leyó un breve documento que había redactado a manera de alegato de defensa fundamentando sus criterios desde la legitimidad constitucional de su actuar y en la observancia de preceptos martianos. Después de las acusaciones enérgicas de Heriberto Cardoso y las recriminaciones políticas de Isel Fernández, fue sometido a votación lo relacionado con la FEU resultando que un estudiante se abstuvo y el resto consintió. El sujeto que nunca se identificó hizo el cierre y el sancionado quedaba sin poder apelar al respaldo de su gremio, factor determinante en este tipo de proceso.

En estado de indefensión total y presionado por una coyuntura familiar que demandaba su presencia, Henry le pidió un despacho a la rectora Zaida Váldes Estrada para solicitarle un aval que le permitiera impartir clases en el nivel medio de la enseñanza general, con lo cual podría sostener económicamente a su joven familia. El joven argumentó su curriculum académico notable y la situación económica que atravesaba. La funcionaria le negó toda posibilidad de contar con alguna referencia proveniente de su ex-alma mater.

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