Exilda Arjona Palmer
Exilda Arjona Palmer es licenciada en Educación Primaria por el Instituto Superior Pedagógico “José de la Luz y Caballero”, en la provincia de Holguín. En 2006 se desempeñaba como directora de la revista informativa de la mañana en Radio San Germán, “La voz del azúcar”, emisora local del municipio “Urbano Noris”, cuando le solicitaron que integrara el claustro de la sede universitaria de su localidad. Sin embargo, a pesar de haber sido preparada por la institución docente con vistas al venidero curso, le fue prohibida la incorporación al ser definida como contrarrevolucionaria a causa del registro que la policía política había realizado en su vivienda.
En el mes de junio de 2006 la casa de Exilda fue sometida a una requisa de más de 5 horas por efectivos de la Seguridad del Estado que incautaron material considerado por ellos como “no apto para el proceso revolucionario”. Los agentes ocuparon documentación asociada a la revista independiente de arte y literatura Bifronte, la cual producía junto a su esposo, el escritor y activista cultural Luis Felipe Rojas, así como una impresora de la Diócesis de Holguín que por entonces apoyaba esa iniciativa cultural. Ya desde antes el matrimonio tuvo evidencias del seguimiento de que eran objeto.
Con anterioridad al registro, su esposo había sufrido un acto de repudio por relacionarse con un disidente de una localidad cercana.
El lunes siguiente a la embestida de las fuerzas represivas en su hogar, Exilda fue expulsada de su trabajo en la radio y conminada a abandonar el edificio; posteriormente, y durante mucho tiempo, se le negó el acceso a su expediente laboral.
Al quedar desempleada la pedagoga y exdirectora de programas radiales se dirigió a la sede universitaria en la creencia de que debido al déficit de profesores y por haber cursado parte del entrenamiento necesario, se mantendría el compromiso de su contratación. Contrario a lo acordado, la directora Juana Virgen Noris González le refirió que debido a su relación matrimonial era considerada por la comunidad como una contrarrevolucionaria y, por ende, no podía formar parte del plantel docente.
A partir del escarnio público a que Exilda fue sometida en su comunidad, durante seis años vivió junto a su familia prácticamente en un inxilio sosteniendo el mínimo contacto social posible e interactuando con otros disidentes en proyectos de la sociedad civil donde sus conocimientos tuvieran utilidad.
Como resultado del hostigamiento permanente de la policía política, en 2012 Exilda Arjona Palmer parte al exilio junto a su familia.
Después de varios años de terapia psicológica ha podido reconstruir, en lo fundamental, y compartir con el equipo de OLA el incidente de violación de la libertad académica de que fue objeto cuando creyó que el sistema educacional cubano gozaba de algún margen de autonomía respecto al aparato represivo paramilitar. Exilda manifiesta que el valor de este esfuerzo radica en el aporte a la construcción de una memoria histórica que a futuro contribuya a la no repetición.