Eduardo Antonio Fernández Díaz
En marzo de 2009 Eduardo Antonio Fernández Díaz cursaba el tercer año de la Licenciatura en Meteorología en la facultad de Gestión de la Ciencia, la Tecnología y el Medio Ambiente (FAGES), adscrita al Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas (InSTEC), cuando fue sometido a cuestionamientos políticos por no solicitar permiso a las autoridades estudiantiles y académicas para desarrollar una iniciativa cultural que resultó ideológicamente sospechosa.
Transcurría el segundo semestre del curso 2008-2009 cuando Eduardo planificó la proyección, en la biblioteca del Instituto, de un video que contenía la obra teatral Marx en el Soho, de la autoría del dramaturgo norteamericano Howard Zinn. La pieza había sido estrenada hacía algunos años en Cuba y se desarrollaba en torno a los conflictos de un ser humano y sus circunstancias, por lo que se distanciaba de cualquier enfoque panfletario y ortodoxo.
A pesar de tratarse de un producto artístico totalmente validado por los estamentos oficialistas que rigen el ámbito cultural del país, llegando incluso a proyectarse en la televisión nacional, el joven universitario padeció la censura y llegó a temer por su expulsión del InSTEC.
Los incidentes comenzaron a sucederse a partir del lunes 2 de marzo al Eduardo colocar, en los espacios públicos del campus, algunos anuncios para promocionar el evento (Ver imagen 1). Luego se enteraría de que estos habían sido retirados, sin que nunca se conociera la identidad de los responsables de esa acción.
Imagen 1. Anuncio elaborado por el estudiante con vistas a la proyección de la obra teatral Marx en el Soho.
Fuente: Havana Times (2022)
Al día siguiente, mientras Eduardo caminaba por el área aledaña a la universidad, se encontró con Amaury Muñoz Oliva, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en el InSTEC. El dirigente lo increpó preguntándole por la autorización oficial para efectuar la actividad, a lo que Eduardo respondió manifestando su derecho a promover la cultura del debate entre sus condiscípulos.
Como parte de esa conversación informal, Amaury Muñoz insistió en que cualquier iniciativa, de la índole que fuese, tenía que ser consultada a la máxima dirección de la FEU en el centro docente correspondiente y ellos decidirían si procedía o no para, posteriormente, incluirla en el calendario. El presidente concluyó comunicándole a Eduardo que, al no haber usado los canales correspondientes, el evento quedaba prohibido.